Frases para pensar

Hay frases ocurrentes, frases divertidas e ingeniosas, frases célebres y otras anónimas, frases motivadoras e inspiradoras y otras reflexivas que invitan a la introspección. Frases que, en definitiva, por algún motivo, consiguen hacernos un clic y nos transforman.

En este post comparto algunas de las muchas frases que colecciono y que de vez en cuando, me gusta releer porque, pese al paso del tiempo, siempre me resultan reveladoras.

  • En la vida algunas veces se gana, otras veces se aprende.
  • Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
  • El tiempo no borra, ubica.
  • Tu mente es la mayor guionista de culebrones de la historia: se inventa relatos increíbles, generalmente basados en dramas y situaciones que jamás han ocurrido y que probablemente nunca ocurrirán.
  • Aquello que escondes en tu corazón, asomará en tu cara a través de tu mirada.
  • Los errores tienen tres pasos: aceptarlos, superarlos y no volverlos a cometer.
  • La esperanza es el sueño del hombre despierto.
  • Para ser feliz, dedica un 20% de tu tiempo a ti mismo y un 80% a los demás.
  • Diez años de amor se esfuman con dos días de odio.
  • La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos.
  • La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo.
  • El peor enemigo que puedes llegar a tener eres tú mismo.
  • Aprender sin pensar es como sumar sin números.
  • Solo los fuertes tienen la capacidad de perdonar.
  • La disculpa no siempre es el reflejo de la razón, sino el de nuestro amor por alguien por encima del ego.
  • El tiempo nos enseña que para descubrir a dónde vamos, tenemos que volver la vista atrás con cariño.
  • Sólo tus pensamientos te hacen triste o feliz, pobre o rico.
  • La vida es lo que te acontece mientras estás ocupado haciendo otros planes.
  • Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón.
  • No juzgues a nadie, pues no conoces su camino.
  • El que siempre ve lo que la vida le niega, nunca verá lo que la vida le regala.
  • A veces, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia.
  • Si quieres cambiar el mundo empieza con la siguiente persona que acude a ti con una necesidad.
  • Antes de recibir, hay que aprender a dejar ir.

Si tú también tienes alguna frase inspiradora te invito a que la compartas en los comentarios y así entre todos hacemos la lista más larga.

Aceptar, agradecer, disfrutar y dejar ir ¿qué nos conviene en cada momento?

 
La vida no siempre es sencilla y tomar decisiones no siempre resulta fácil. Sin duda tener claros los objetivos y las prioridades ayuda mucho, pero aun así no siempre tenemos las herramientas óptimas para saber qué es lo que más nos conviene.

Esta matriz puede parecer muy simple, pero es justamente en su simplicidad donde reside su eficacia. Aceptar, agradecer, disfrutar y dejar ir, 4 verbos que bien aplicados nos pueden ayudar a decidir con qué actitud afrontar muchas situaciones de nuestro día a día.

 

 

¿A qué te dedicas?


«Se cuenta que una profesora, sin decir palabra, tomó un bote grande y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo al decir que sí.

La profesora, sin decir nada, cogió una caja llena de canicas y la vació dentro del bote. Las canicas llenaron los espacios entre las pelotas de golf. Entonces la profesora volvió a preguntar a los estudiantes si el bote estaba lleno y ellos volvieron a decir que sí.

Acto seguido la profesora cogió una caja de arena y la vació dentro del bote , llenando así  todos los espacios vacíos.  Nuevamente preguntó a los alumnos si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un sí unánime.

La profesora rápidamente, vertió una taza de café al contenido del bote y, el líquido se filtró entre la arena. Los estudiantes reían en esta ocasión.

Cuando la risa se fue apagando, la profesora les dijo: “Quiero que os deis cuenta que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes,  aquellas cosas que nos apasionan y que dan sentido a nuestra vida. Las canicas son las otras cosas que nos interesan y la arena es todo el demás,  esas  pequeñas cosas que nos suceden en el día a día. Si ponemos la arena en primer lugar en el bote, no habrá espacio para las canicas y mucho menos para las pelotas de golf.

Un estudiante levantó la mano y preguntó qué representaba el café. La profesora sonrió y le respondió: “¡Qué buena pregunta! Sólo es para demostraros que no importa cuánto ocupada puede parecer vuestra vida, siempre hay lugar para tomar un café con buen amigo.»

Existen muchas versiones de esta misma historia y seguro que muchos ya la conocéis pero he querido recuperarla porque aunque pueda parecer muy simple, el mensaje que nos da es de gran valor.

Aquello a que dedicamos nuestro tiempo es donde invertimos nuestra vida.

¿Cuántas veces nos han preguntado a que nos dedicamos?, es una pregunta frecuente cuando acabamos de conocer a una persona, a la que se suele responder diciendo nuestro trabajo actual o nuestra profesión, sin embargo la pregunta adquiere mucha más profundidad si somos nosotros mismos los que nos la plateamos.

¿A qué me dedico?
¿En qué estoy invirtiendo mi tiempo?
¿Qué cosas deseo hacer y  aun no he hecho por falta de tiempo?
En definitiva, ¿cuántas pelotas de golf, cuántas canicas y cuánta arena hay en mi día a día?

La mejor inversión que una persona puede hacer a lo largo de su vida consiste en invertir en la calidad del tiempo de su propia vida.

La Teoría del Espejo

¿Has oído hablar de la teoría del Espejo?
Sin duda es uno de los recursos más utilizados en crecimiento personal, tanto por lo útil que resulta para conocernos a nosotros mismos como para comprender mejor determinados comportamientos de las personas que nos rodean.

Esta teoría surge a mediados del siglo XX de la mano del psicoanalista y psiquiatra francés Jacques Marie Émile Lacan,  tras estudiar el desarrollo psicológico de los niños entre los seis y los diecioso meses. Muy simplificadamente, la teoría del espejo nos viene a decir que aquello que nos disgusta o nos agrada de otra persona en verdad no es otra cosa que un reflejo de nosotros mismos.

Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Seguro que esta frase popular no te resulta desconocida. Su significado tiene mucho que ver con la teoría del espejo. Todos tenemos un lado oscuro, fantasmas internos, déficits o defectos…reconocer nuestras carencias, aquello que forma parte de nuestra área de mejora, no es difícil pero sí resulta tremendamente desagradable porque enfrentarse a ello duele y molesta…a nadie le gusta hondear en las propias miserias. Por ello, nos es mucho más fácil mirar para otro lado e ignorar todo aquello de nosotros mismos que nos molesta. Pero que no lo veamos no significa que no esté. Por ello, cuando nos relacionamos con alguien con carencias similares, éstas nos molestan porque en realidad están actuando como un espejo de nosotros mismos. De la misma manera, en muchas ocasiones, cuando atribuimos cualidades y bondades a otra persona, en realidad, lo que estamos haciendo es proyectar en ella, esas cualidades y bondades que ya están presentes en nosotros.

Como dijo el filósofo Kant:

“Vemos las cosas, no como son, sino como somos nosotros”.

 

Aplicación de la teoría del espejo en uno mismo
Afrontar el día a día teniendo en cuenta la teoría del espejo nos puede ayudar a plantearnos cosas que quizás hasta el momento no nos hayamos planteado. Lo que nos pasa en la vida muchas veces es un reflejo de lo que  pasa en nuestro interior.
Por ejemplo, una persona que de forma reiterada tiene parejas que no la valoran puede pensar que tiene mala suerte en el amor. Sin embargo si aplica esta teoría puede llegar a darse cuenta que en realidad, estas parejas que siguen un patrón, son un reflejo de su baja autoestima y su dificultad para poner límites.

Aplicar la teoría del espejo en nosotros mismos no se tiene que hacer siempre. Solamente en aquellos casos en que el comportamiento de la otra persona nos genere un auténtico malestar. Así, por ejemplo, si una persona es presumida, puede ser que su comportamiento no nos guste pero no nos genere malestar, en ese caso, no tiene razón de ser aplicar la teoría del espejo, pero sí tendría sentido reflexionar sobre ello, en el caso que ese comportamiento nos disgustase o nos resultara incomodo.

Aplicación de la teoría del espejo con los demás
Todos nosotros en algún momento u otro hemos conocido a alguien, por poner un ejemplo, vanidoso, ostentoso, al que le gusta alardear sin venir a cuento de títulos, cargos o posesiones. Normalmente estas personas suelen resultar antipáticas y ser objeto de crítica.

La teoría del espejo no juzga, no cuestiona, simplemente nos invita a plantearnos qué necesidad hay detrás de esa forma de comportarse, qué carencias o motivaciones internas impulsan a esa persona a actuar de ese modo concreto. De esta manera, podemos llegar a ver a la otra persona desde otro punto de vista, lo que sin duda cambiará la vivencia que tengamos al relacionarnos con ella.

Ahora que ya conoces un poquito más en qué consiste esta teoría, te invito a que sigas explorando sobre ella y que te animes a ponerla en práctica para tomar conciencia de lo que hay detrás de ciertos comportamientos que te generan conflicto….a partir de ahí, solo tú decides si continuas actuando de la misma manera o si te animas a cambiar poco a poco esa actitud, para llegar a ser la mejor versión de ti mismo.

Hay dos maneras de difundir luz…ser la lámpara que la emite o ser el espejo que la refleja.(Edith Wharton)

 

Frases inspiradoras para empezar el año

brindis

El cambio de año suele ser época de fiestas, regalos y diversión, pero también es un fantástico momento de reflexión en el que tomar consciencia de aspectos importantes de nuestra vida.  El último post de este año lo dedico a compartir con vosotros algunas frases célebres y otras que no lo son tanto, que he ido recopilando a lo largo del año y  que a todos, en algún momento de nuestro día a día,  nos pueden servir de inspiración:

  • Lo importante en la vida es saber justamente qué es lo verdaderamente importante.
  • El secreto del cambio está en no luchar contra lo viejo sino en construir lo nuevo.
  • Vigila lo que piensas: las creencias tienen el poder de crear y el poder de destruir.
  • Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto.
  • Nuestras excusas jamás deberían ser mayores que nuestros sueños.
  • El único fracaso verdadero en la vida es no aprender de ella.
  • Incluso el árbol más grande en su día también fue semilla.
  • La satisfacción de las cosas no se encuentra en el resultado que obtenemos de ellas sino en la cantidad de nosotros mismos que ponemos en ellas.
  • Cuanto más claro tengas el “qué” y el “para qué”, más fácil y eficaz se volverá el “cómo”.
  • Siempre queda un poco de perfume en las manos que ofrecen flores.
  • Como nos trate la gente es asunto suyo. Como reaccionemos nosotros a ello es asunto nuestro.
  • Si haces algo noble y nadie se da cuenta, piensa que el amanecer es hermoso y la mayor parte de la gente duerme todavía.
  • Al final somos lo que decidimos ser cada día.
  • Muchas veces, que la realidad sea distinta solamente depende de cambiar nuestro punto de vista.
  • Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.
  • Las palabras convencen, pero es el ejemplo el que arrastra.
  • Donde quiera que vayas, no importa el tiempo que haga. Siempre trae contigo tu propio sol.
  • Hay dos maneras de vivir la vida: contar los días sin disfrutar del momento o intentar hacer de cada día un momento especial. Nosotros decidimos.
  • La única manera de encontrarse, es perdiéndose primero. No hay crecimiento posible sin salir de la zona de confort.
  • El reconocimiento más valioso que podemos conseguir en esta vida es el de ser buenas personas.
  • El mayor error del ser humano es intentar sacarse de la cabeza aquello que no ha salido primero del corazón.
  • Muchas veces las cosas que nos parecen más urgentes, no necesariamente son las más importantes.
  • Si aprendemos a confiar en nosotros mismos, por muy largo que sea el camino, siempre estaremos en casa.
  • Aquello a lo que le dedicas tu tiempo, es donde inviertes tu vida.
  • La mayor mentira que puedes decirte a ti mismo en dos palabras: NO PUEDO.
  • Una SONRISA SINCERA es la distancia más corta entre dos personas.

Y mi frase preferida…

Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para AMAR, CRECER, HACER y principalmente VIVIR.
– Dalai Lama.

Las ranitas en la nata

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Atravesando el ecuador del mes de agosto, somos muchas las personas que dedicamos estos días para disfrutar de vacaciones. Unos días en los que disponemos de más tiempo libre para hacer aquellas cosas que más nos gustan: viajar, ir a la playa, a la montaña o sencillamente descansar disfrutando de nuestro hogar. Sea cual sea la opción que tú eliges, seguro que también encuentras un momento para leer y para reflexionar sobre tus objetivos, sobre tus sueños, o sobre cualquier otro aspecto la vida en general.

Si es así, seguro que este post te va a gustar. En él recupero un cuento de Jorge Bucay que leí hace años. La historia es bien simple, pero seguro que te dará mucho que pensar, pues como se suele decir:  “ Los cuentos sirven para dormir a los niños y también para despertar a los adultos”.

Había una vez dos ranas que cayeron en  un recipiente de nata.
Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.

Una de ellas dijo en voz alta: – “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.

Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.

La otra rana, más persistente o quizás más tozuda se dijo: – “¡No hay manera! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mí último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora”.

Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante horas y horas. Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.

Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo regresar a casa croando alegremente.

Las ranitas en la nata
en el libro, Déjame que te cuente, de Jorge Bucay

¿Quién no se ha sentido alguna vez abatido, vencido por las adversidades y sin fuerzas para continuar? Todos nosotros, en algún momento u otro de nuestra vida hemos sido ranas dentro de un recipiente de nata.

Tirar la toalla, sucumbir ante las circunstancias, es tanto como darse por vencido y hundirse. En ocasiones, esta actitud derrotista la asumimos incluso antes de intentarlo.  Es demasiado difícil, no lo voy a conseguir, no soy capaz, no puedo hacerlo....son sólo algunos ejemplos de las muchas excusas que utilizamos y que tienen un denominador común: el miedo.

Sentir miedo no es malo. Gracias al miedo evitamos correr peligros y nos protegemos de sufrir daños. Sin la emoción del miedo, seríamos temerarios, imprudentes y en más de una ocasión podríamos en peligro nuestra propia vida. Sin embargo, si ese mismo miedo es desproporcionado y nos paraliza o simplemente es infundado, más basado en el desconocimiento y la propia inseguridad que en hechos objetivos, entonces no sólo deja de ser útil, sino que además se vuelve dañino.

«No es malo tener miedo, lo malo es dejar que domine nuestra vida»

Experiencias negativas anteriores también pueden ser la causa de un comportamiento pasivo y poco motivado para superar la situación. “Ya lo intenté otras veces y no sirvió de nada”.
Esta actitud derrotista es lo que se denomina “indefensión aprendida”: como anteriormente nos ha ido mal y hemos sufrido el fracaso, nos defendemos del dolor, evitando un nuevo fracaso y por ello renunciamos a luchar, abandonándonos a la indefensión.

El problema de esta actitud es que nos arrastra a una apatía y una desilusión que, de perdurar en el tiempo, puede conducirnos a una insatisfacción vital, a la tristeza, incluso a una depresión.

Quizás sea cierto y aunque lo intentemos nuevamente no lo consigamos, pero si no lo intentamos nunca sabremos hasta dónde somos capaces de llegar, ¿no crees?.
La única certeza es que si dejamos de esforzarnos, de intentarlo, y , en definitiva, de chapotear como la ranita, es seguro que no conseguiremos salir victoriosos.

“El peor de los fracasos está en no haberlo intentado”

Herramientas para superar los miedos:

1.- Descríbelo: expresa en palabras lo que sientes e intenta concretar al máximo tu temor: miedo al ridículo, miedo al rechazo, desconfianza en las propias capacidades….

2.- Identifica su origen:  malas experiencias anteriores, algún comentario de alguien…

3.-Utiliza la razón: intenta rebatir todos tus miedos con argumentos objetivos y lógicos, una buena forma de hacerlo es respondiendo a la pregunta ¿qué es lo peor que me puede pasar si sale mal?, ¿qué es lo mejor que me puede pasar si me sale bien?

4.- Recurre a tus recuerdos: intenta recordar una ocasión de éxito en tu vida, una vez en la que intentaste algo y lo lograste (conseguir un trabajo, superar un examen, hacer una actividad física…) y recuerda la emoción de satisfacción que sentiste y el bienestar y la autoconfianza de ese momento por haber conseguido tu propósito. Recurre a ese recuerdo cada vez que te sientas vulnerable.

Así que en los momentos difíciles, en esos  en los que estés a punto de tirar la toalla, acuérdate de la historia de las ranitas y continua chapoteando con fuerza,quién sabe si en esta ocasión eres capaz de convertir la nata en mantequilla.

¿Y tú de qué te quejas?

Dr.Wayne Dyer
Dr.Wayne Dyer

“Hay millones de motivos para quejarse y millones de motivos para no hacerlo. Optar por una opción o por otra depende de ti”.
                                                                                                                  (Wayne Dyer)

Si has leído el libro de Wayne Dyer Tus zonas erróneas, esta frase no será nueva para ti. Sea cual sea el caso, es una frase sobre la que vale la pena detenerse a reflexionar aunque ya lo hayas hecho antes:

-¿quién no se ha quejado alguna vez cuando suena el despertador y desea seguir durmiendo un ratito más? ¿quién no se ha quejado porque el agua de la ducha tarda más de la cuenta en salir caliente, porque nos sirven un café que está demasiado frío o demasiado caliente? ¿quién no protesta cuando conduce tras otro coche que circula muy despacio o porque los semáforos se ponen en rojo cuando más prisa tenemos?, ¿y que me dices de la temperatura, alguien sabe cual es la temperatura ideal de una sala?, sea cual sea, siempre habrá alguien a quien no le parecerá bien.

Como dice dice Wayne Dyer, ciertamente, si queremos, tenemos millones de motivos para quejarnos, y si nosotros no lo hacemos seguro que conocemos personas de nuestro entorno que viven situados en la queja constante.

La pregunta es ¿son o somos más felices cuando nos quejamos?, ¿contribuye ello a cambiar la situación que genera la queja?, en ambos casos la respuesta es un rotundo NO.

La pregunta inmediata que se plantea es ¿entonces por qué nos quejamos?, básicamente por dos motivos:

El primero es porque con la queja desviamos nuestra atención sobre lo que sucede y eludimos pensar en nuestra responsabilidad y en lo que podemos hacer nosotros para que ello cambie.

La segunda razón es porque, inconscientemente, la persona que vive en la queja desea obtener la atención de los demás, ni que sea desde la compasión o la lástima.

El precio a pagar por quejarse es que nos incapacita para hacernos cargo de nuestra propia vida y nos genera dependencia de los demás, sin entrar ya en lo desagradable que resulta para los otros la compañía de una persona que vive en la queja constante.

Un ejercicio muy útil para cambiar todo ello, es fijarse cuántas veces al día nos quejamos, sobre qué o quién lo hacemos y cuántas de esas quejas son gratuitas y nos las podríamos haber ahorrado. Un siguiente paso del ejercicio consiste en comprometernos con nosotros mismos a no quejarnos y retarnos a estar 21 días seguidos sin queja.

Cuando son las personas de nuestro  entorno las que se quejan de forma constante, ciertamente nosotros no podemos actuar por ellos, pero sí podemos decidir cómo nos afectan sus quejas y cómo actuamos ante ellas. En vez de hacernos cómplices compadeciéndonos y reforzando su papel de víctima podemos optar por hacer la “técnica del espejo” y mediante sencillas preguntas del tipo «¿qué se te ocurre para cambiar eso?» desviar su atención hacia su propia responsabilidad o, como mínimo, evitar que se queje ante nosotros.

Ante la posibilidad de quejarse o no hacerlo, a partir de ahora ¿con qué opción te quedas tú?

Descubre dónde se sitúan tus pensamientos

Tenzin Gyatso (Dalai Lama)
Tenzin Gyatso (Dalai Lama)

La capacidad de razonar es un rasgo que distingue a los humanos del resto de los animales. Aprovechémosla!!

A través del razonamiento y la reflexión podemos llegar a conocernos mejor y saber cómo nos puede afectar una determinada situación, en definitiva, nos permite coger las riendas de nuestra propia vida.

De entrada puede parecer complicado y la falta de tiempo para dedicarte a ello suele ser el primer argumento que utilizamos para no hacerlo, pero en realidad se trata sólo de una excusa para no enfrentarnos a nosotros mismos y a nuestros fantamas internos.

Razonar a través de la reflexión no es tan complicado. De forma simplificada  se trata de “mirarnos desde afuera” para darnos cuenta, con objetividad, lo que está ocurriendo y cómo nos sentimos. Te aseguro que no es lo mismo estar enfadado sabiendo que lo estás, que estarlo sin ser consciente de ello. Tu comportamiento y la gestión que hagas de tu malestar no será el mismo. Si eres consciente de lo que estás sintiendo en  cada momento tú podrás gestionar tus propias emociones.

Introduce la reflexión como una práctica en tu día a día y descubre como poco a poco te irás sintiendo más seguro e independiente. No podrás evitar tener malos momentos, pero sí podrás superarlos mejor.

¿TE APETECE PROBAR?

“ Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir.”                                                                                                                                                   (Dalai Lama)

-¿Cómo te sientes al leer esta frase?

-¿Cuántos de tus pensamientos se van a tu pasado?

-¿Cuántas veces tu mente fantasea con hipótesis del futuro?

-¿A qué te comprometes contigo mismo para hacer del presente el momento ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir?